Si se aprende de los fracasos, ¿por qué sólo estudiamos los éxitos?

Es muy habitual encontrar en la programación de cursos y charlas sobre emprendeduría y creación de empresas algún tema o caso de estudio que analice la evolución de un proyecto de éxito (o varios). Nos dicen: «Veamos cómo lo han hecho estas empresas para aprender de ellas y copiar/reproducir su metodología, su forma de hacer las cosas…» De hecho, se suelen llamar «Casos de éxito».

Sí, hay que aprender de los mejores, de los que lo hacen bien, de los que tienen éxito. Además, es agradable y muy motivador comprobar que hay proyectos interesantes que han logrado desarrollarse y abrirse un hueco en su mercado con éxito. Interesa y mucho conocer cómo lo han hecho para aprender e incorporar alguna técnica o experiencia a nuestro proyecto.

Pero, ¿y los fracasos?
En este país, se ha denostado el fracaso. Nos han enseñado que es algo negativo que debemos evitar a toda costa. «¡Debes triunfar en todo lo que te propongas!»
Pero cuando fracasamos… nos sentimos (y nos hacen sentir) como fracasados. Has ideado, diseñado, creado y puesto en marcha un proyecto y no obtuviste los resultados esperados… ¿Eres un fracasado? Rotundamente NO.

El fracaso es un suceso, una situación temporal, no una persona. Y como tal, no debemos cargarlo encima como una losa que nos acompañe toda nuestra vida. Normalmente intentamos ocultarlo, que no lo sepa nadie y, menos aún, un potencial empleador, colaborador o socio.
Pero, ¿y si lo incorporáramos a nuestro C.V., como experiencia profesional? ¿Y si hablamos de ello?. ¿Y si deja de ser un tema tabú y lo compartimos sin miedo, como cuando hablamos de nuestros éxitos?

Si se aprende de los fracasos, ¿por qué sólo estudiamos los éxitos?

Hace algún tiempo, en una reunión de trabajo con varias personas responsables de las áreas de creación de empresas de las principales entidades que, en Gran Canaria, se ocupan de asesorar y apoyar a personas emprendedoras, una de esas personas, responsable de área en dos entidades muy importantes y con amplio curriculum en materia de creación de empresas, dijo, refiriéndose a otra que no pudo asistir: «¿Qué sabe Fulanito de emprendeduría?… Sólo ha creado una empresa y fracasó«. En ese momento, perdió muchos enteros (aunque con el tiempo los volvió a ganar), casi tantos como los que ganó el supuesto «fracasado».

Si no nos caemos nunca, ¿cómo aprenderemos a levantarnos? Si tenemos miedo a la caída difícilmente aprenderemos a caminar.
Se dice que los bebés no conocen el miedo, no son conscientes de los peligros a los que se enfrentan diariamente. Es que si esto no fuera así, no podrían aprender, no tendrían ese ansia de conocimiento, esa curiosidad insaciable que les caracteriza.

Aprendamos de nuestros errores, de nuestros fracasos, pero también de los errores y fracasos de otros. Compartamos nuestros fracasos como hacemos con los éxitos. Estudiemos los caminos recorridos por otros para mejorar nuestros proyectos. Estudiemos más «Casos de Fracaso» como aprendizaje valioso, que los éxitos vendrán después.

Saludos

9 Responses to Si se aprende de los fracasos, ¿por qué sólo estudiamos los éxitos?

  1. Sebastien says:

    Totalmente de acuerdo contigo, se aprende mucho más de los fracasos (y además, de como gestionarlos, ya que vivir la quiebra de su empresa es una experiencia muy dura) que de los éxitos.
    Desgraciadamente, todavía cuesta mucho en España hablar de ellos. Te podría decir que nosotros, desde que creamos el Salón Miempresa (www.salonmiempresa.com), siempre nos hemos enfocado en montar debates y casos prácticos sobre quiebras o experiencias fallidas, y siempre nos cuesta mucho encontrar ponentes dispuestos a hablar de ellos. Esperamos que se cambie rapidamente esta mentalidad y que empezamos a ver los fracasos como lo que son, o sea sólo un tropiezo (o una experiencia más) hacia el camino del éxito.

    • Hola Sebastien.
      Tienes razón, es duro hablar de algo que nos ha hecho daño, por eso, creo que la clave está en el enfoque que le demos al asunto. Lo importante no es lo que nos ocurre, sino cómo nos lo tomamos y qué acciones emprendemos en consecuencia.
      Un fracaso debemos considerarlo, como bien dices, como una experiencia más, que nos hace más fuertes y que nos da lecciones importantes. Además, de estas lecciones pueden beneficiarse otras personas.
      Con un enfoque positivo lograremos hacer desaparecer el tabú existente y el miedo a hablar de nuestros fracasos.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Saludos,
      Sergio

  2. Leandro says:

    Muy buena reflexión, un par de matices/aportes:
    – no creo que seamos un país especialmente obsesionado con el triunfo, más bien diría que hay mucha gente que es feliz siendo mediocre y procurando no destacar. Hay un runrun muy común del tipo, «no te esfuerces mucho, no destaques, di que no sabes hacerlo», para hacer lo mínimo y no dejar mal a los demás. Lo que si somos es un país con un sentido del ridículo muy exagerado: podemos no triunfar, podemos ser toda la vida grises, pero sobre todo no podemos fracasar!! y si fracasamos que nadie se entere! No sé de dónde sale pero yo lo veo así.
    – Algún otro país realmente obsesionado con el triunfo y el éxito (y también con el hecho de emprender aventuras profesionales continuamente) como podría ser EEUU si que ha hecho del análisis del fracaso toda una ciencia.

    A lo mejor el problema de fondo es precisamente ese: la mayor o menor cultura «emprendedora». Cuanta más gente se arriesgue – más gente tropezará y menos tabú será hablar de fracaso.

    Viene al pelo la anécdota que se le atribuye a Edisson:

    Cuando Thomas Alva Edison (1847-1931) inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que uno de los discípulos que colaboraba con él en el taller le preguntó si no se desanimaba ante tantos fracasos. Y aquí entra la cuestión de la percepción del error, porque Edison respondió: «¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla».

    Fracaso = aprendizaje.

    PD: muy interesante tu blog!

    • Hola, Leandro.
      Efectivamente, no vivimos en un país con una cultura orientada hacia el éxito, como puede ser EEUU. Pero sí nos preocupa el fracaso. Y de eso hablo en el post. De eliminar el tabú y sacarle provecho, sin miedo ni vergüenza.
      Por otro lado, aún hay mucho trabajo que hacer respecto a la cultura emprendedora, cuyos niveles no son los deseables. Se debe fomentar desde niños (ya hay iniciativas en esa línea).
      Pero, parece que es más «cómodo» ser funcionario… y ni siquiera de los buenos (que los hay y muchos) sino de los mediocres que describes.
      Queda mucho camino por recorrer.
      Gracias por tu comentario.
      Saludos,
      Sergio

  3. Pingback: La alternativa al desempleo NO es emprender « mprende creativo

  4. Excelente post. Suscribo 100% el contenido del mismo. De hecho creo que es la base del triunfo porque tarde o temprano fracasarás, y en tus manos estará utilizarlo como Edison, para avanzar; o hundirte.
    Me encanta tu blog, ya te estoy siguiendo. Saludos.

    • Muchas gracias, Orlando.
      Esa es la clave, que el fracaso deje de ser tabú, perder el miedo y empezar a verlo como una enseñanza positiva, una experiencia que nos fortalezca.
      Es una tarea difícil lograr el cambio de mentalidad, pero no imposible. Personas como tú con blog ayudan muy positivamente a lograrlo.
      Un placer.
      Saludos,
      Sergio

  5. Pingback: Quien tiene una idea ¿tiene un tesoro? « mprende creativo

  6. Pingback: Objetivo: ¿fracasar? « mprende.es

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