Cuando los clavos no tienen ranura. Un cuento sobre herramientas

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El sentido de una herramienta es darle el mejor uso para que nos ayude a alcanzar un objetivo previamente marcado. O, dicho de forma más clara, si necesito clavar una tacha (o clavo) en una pieza de madera, usaré un martillo para lograr que esté completamente hundida, atravesando el material y, de esta forma, permitir que las dos piezas que necesito unir queden perfectamente fijadas. Tan simple como lógico, ¿verdad? Pues parece que no siempre lo es.
Veamos un cuento de herramientas, clavos y tornillos.

En un fantasioso mundo ideal de clavos y martillos, todo parece perfecto. La vida pasa mientras los martillos, de muy diversa tipología, son usados para clavar clavos, tachas, puntas…, lográndose el éxito esperado en todas las operaciones. Las piezas de madera son fijadas perfectamente unas a otras con una precisión y firmeza muy aceptables. Los proyectos funcionan y dan los frutos esperados.

La innovación prodigiosa

Pero un día, aparece una herramienta nueva. Una innovación prodigiosa. Sus creadores aseguran que será el futuro. Lo nunca visto para fijar dos piezas de madera. Lo llaman el «destornillador», un artilugio que enroscaba una especie de clavos con ranura. Rápidamente se convirtió en la herramienta de moda que todos querían utilizar en sus proyectos de fijación de maderas.

La nueva herramienta es perfecta, un mango ergonómico, una punta plana para adaptarse a todo tipo de tornillos con ranura recta. Este descubrimiento parece que va a revolucionar el mundo…

Inmediatamente comenzaron a surgir nuevos proyectos en los que ahora se utilizaba este tipo de fijación, los tornillos, con los que el nuevo invento permitía obtener unos resultados magníficos.

Por muy novedosa que sea una herramienta para la mayoría
puede que no le sirva a nuestro proyecto

 

Aplicación nueva al modelo antiguo

Muchos otros, que ya tenían un modelo definido, decidieron que también debían incorporar la nueva herramienta en su estrategia. Pensaron que algo que tan buenos resultados estaba proporcionando a los proyectos de tornillos debía ofrecerles tan buenos frutos a los suyos. A pesar de que mantenían su esquema original de usar clavos.
Tras muchos intentos y pruebas, mil y una formas de tratar de aplicar el destornillador a sus clavos, no hubo manera de lograr los efectos esperados. Esta herramienta que tan bien le estaba resultando a la mayoría, en sus proyectos no les servía.

clavos y tornillo en Cuando los clavos no tienen ranura. Un cuento sobre herramientas - mprende.es

El error

Al fin alguien se percata de que algo no es como todos creen. Están pasando por alto un detalle muy importante. Esta herramienta revolucionaria está diseñada solo para apretar «tornillos». Y unos de un tipo muy concreto, los de ranura recta. Pero no es útil para los clavos, ya que no tienen ranura por la que introducir la punta. Como mucho, el destornillador se puede usar para golpear los clavos con él, pero sus efectos no se acercan ni por asomo a los que ofrecía el olvidado martillo.

Las herramientas deben estar a nuestro servicio y no al revés

 

Moraleja

Cabizbajos inicialmente, aunque luego contentos por el aprendizaje de la experiencia vivida, entendieron e interiorizaron varias enseñanzas:

  1. Las herramientas no son más que herramientas y son buenas o malas en función del uso que hagamos de ellas.
  2. Por muy novedosa o revolucionaria que sea una herramienta para la mayoría puede que a nuestro proyecto no le sirva lo más mínimo.
  3. Debemos adaptar las herramientas para solucionar y lograr el mejor resultado para nuestras necesidades y no adaptar sin más nuestro proyecto a las herramientas, para poder usarlas.
  4. Las herramientas deben estar a nuestro servicio y no al revés.
  5. Una herramienta siempre será un medio, nunca un fin en sí misma.

Aprendieron, finalmente, que los destornilladores no sirven cuando nuestros clavos no tienen ranuras y sí los martillos.

Si estás pensando que podría haber un parecido entre este cuento y la realidad… seguramente estás en lo cierto.

Saludos,
Sergio

2 Responses to Cuando los clavos no tienen ranura. Un cuento sobre herramientas

  1. Muy buen relato y mucho mejor la moraleja, enhorabuena.

Comentarios

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