¿Cómo tomas tus decisiones?

¿Cómo tomas tus decisiones?

¿Te has parado a pensar alguna vez cómo tomas tus decisiones? ¿Usas la cabeza, el pensamiento lógico, el cálculo de las posibilidades, con gran meditación y análisis de todos los factores?… O, por otro lado, ¿te dejas guiar por el corazón, basándote más en tu intuición, el «pálpito», o incluso la pasión?… O, mejor aún, ¿usas ambos a la vez?

Proceso

Aunque a muchas personas le aterre tomar de decisiones, no es ni más ni menos que un proceso por cual tenemos que escoger entre varias alternativas. Lo hacemos a diario, aunque no todas las tomas de decisiones son iguales. Existen distintos tipos de decisiones, en función de su estructura, su programabilidad, su alcance, etc. siendo su tratamiento diferente en cada uno.

Información

En cualquiera de los casos, para una buena toma de decisiones es fundamental disponer de información. Sin la información, en cantidad suficiente y de la máxima calidad posible, el proceso de toma de decisiones resulta más complicado. De hecho, la disponibilidad o no de información y/o conocimiento sobre el asunto a tratar determinará si nos encontramos en una situación de certeza (total información) o de incertidumbre (total ausencia de información).

Para una buena toma de decisiones es fundamental
disponer de información

En situaciones de certeza, se pueden calcular las probabilidades de que ocurran los cambios pudiendo medir los resultados, siendo las consecuencias de nuestras decisiones conocidas con antelación.
En este contexto, el proceso tiende a ser lógico, analítico, calculador.

Con incertidumbre ocurre lo contrario. Las probabilidades son subjetivas, los resultados no son medibles y las consecuencias son totalmente desconocidas para nosotros. Éste se presta a un planteamiento más creativo e intuitivo.

Afortunadamente, no todo es blanco o negro. Existe un amplio espacio entre la certeza y la incertidumbre totales, que es lo que llamamos riesgo, con una parte de certeza y otra (a menudo gran) parte de incertidumbre. Es en este escenario donde nos movemos habitualmente en la mayoría de los procesos de toma de decisiones.

Actitud

Como en todo, al final es una cuestión de actitud. Podemos ser pasivos, no inmutarnos ante nada. Podemos ser reactivos y reaccionar sólo cuando suceden los cambios. También podemos ser preactivos, es decir, anticiparnos a los cambios. Y aún mejor, podemos tener una actitud proactiva y provocar que los cambios sucedan.

Futuro

Porque debemos tener claro que el futuro no está escrito, el futuro está por hacer. Hay muchos futuros diferentes y de entre los probables y posibles debemos apostar por aquellos que sean deseables.
Si adoptamos esta forma de ver las cosas, nos daremos cuenta de que el mañana es resultado de las acciones que hacemos hoy. Pero aún más, hoy decidimos lo que hacer en función de lo que queremos que sea el mañana.

Hoy decido lo que hacer en función de lo que quiero que sea el mañana - mprende.es

Esto no es más que un método, filosofía, enfoque. No es más que una herramienta, pero muy potente y que puede hacerte cambiar las situaciones. Puedes contactar conmigo para ampliar, aclarar o debatir estos y otros conceptos, e incluso para solicitar un taller práctico o formación a medida. Ahora la decisión es tuya.

Saludos,
Sergio

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