El mayor coste de emprender: el coste personal
27/09/2011 9 comentarios
Antes de emprender un proyecto empresarial, el emprendedor ha de analizar concienzudamente las necesidades del proyecto así como las previsiones ingresos con las que se financiarán dichas necesidades, además de los beneficios, inversiones posteriores, crecimiento, etc.
He tenido, y tengo, la suerte de reunirme y conversar con muchos emprendedores que, sobre todo en fases incipientes, se rompen la cabeza con el análisis de costes y la financiación. Suelen ofrecer muy diferentes salidas ante la pregunta:
«¿Cuál es el mayor coste en el que crees que vas a incurrir en tu proyecto empresarial?«
Las respuestas son muy diversas: compra de maquinaria, el local (compra, alquiler, reformas…), las nóminas de los empleados, etc.
Muy pocos salen del pensamiento puramente economicista para plantearse un coste no monetario. El más importante, a mi entender. Se trata de un coste que es soportado por el propio emprendedor y también es repercutido a otros de su entorno.
Es el coste personal del emprendedor, nuestra vida, nuestro tiempo. Es el tiempo que vamos a detraer de nuestro ocio, de disfrutar con la familia, la pareja, los amigos, el propio descanso… para dedicarlo casi exclusivamente a nuestro proyecto empresarial.
Hace años me dieron un consejo que aún hoy me da qué pensar: «si vas a emprender un negocio, antes disfruta de unas buenas vacaciones con los tuyos, porque serán las últimas en mucho tiempo«. Cuánta razón tenía.
Pero, ¿qué valor tiene este coste personal del emprendedor? Es difícil medirlo, es muy subjetivo, ya que cada persona afronta las situaciones de manera diferente y mantiene relaciones con los demás con mayor o menor intensidad.
No todos valoramos nuestro tiempo de la misma forma, ni consideramos las mismas variables a la hora de plantearnos un supuesto análisis de costes de nuestro tiempo. Contemplar una puesta de sol puede parecer una pérdida de tiempo para unos o ser una experiencia enriquecedora para otros. Unos disfrutan participando en la educación y crecimiento de sus hijos y otros (espero que muy pocos) no tanto. En cualquier caso, podemos asegurar en términos generales, sin mucho margen de error, que es un coste bastante alto.
¿Estamos dispuestos a asumir el coste personal de emprender?
Llegados a este punto debemos preguntarnos, ¿estamos dispuestos a asumir ese coste de oportunidad personal? y si es así, ¿lo estamos incorporando a nuestro análisis?
Porque, ya desde que iniciemos el proyecto, en realidad desde antes, comenzamos a pagar dicho coste. Vida familiar, vida profesional, ocio, deporte, amigos, pareja, hijos, … debemos compaginarlo todo de forma más o menos equilibrada o, a la larga, surgirán problemas. No podemos dejar desatendida ninguna de estas facetas si queremos mantener cierto nivel de satisfacción personal.
Son como los platillos del circo, que el malabarista va moviendo para no dejarlos caer. Cuando empezamos, tenemos pocos platillos que atender, resultando sencillo, pero con el tiempo se va complicando. Cuantos más platillos tengamos en movimiento más complicado será mantenerlos a todos y corremos el riesgo de que alguno se nos caiga.
Debemos atender de forma equilibrada todos nuestros aspectos en la vida, tanto personal como profesional, de forma que podamos asumir la responsabilidad de mantener todas las facetas en equilibrio. Y llegará el momento en el que nos veamos ante la decisión de tener que parar alguno, por no poder atenderlo.
En este punto cabría hablar de la importancia de la delegación de tareas, algo que muchos no pueden o no saben ejecutar. Ése es un tema interesante y que espero tratar en próximos post.
Saludos
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