La clave no es vender sino hacer clientes

Todo el que tenga un negocio conoce la importancia de la figura del cliente. Quién no ha oído la típica frase: «El cliente siempre tiene la razón«. Sin clientes, una empresa no tiene sentido.
El objetivo principal de una empresa siempre se ha dicho que es vender, y cuanto más mejor. Y, ¿a quién vendemos? A nuestros clientes, claro. Pero, ¿los conocemos, sabemos quiénes son, cómo piensan, cómo sienten, qué piensan de nosotros…?

Los clientes, esas personas que compran nuestros productos o solicitan nuestros servicios, son todos diferentes, no hay dos iguales. Y a cada uno hay que hablarle en su idioma, atender sus necesidades. Hay que tratarlo de forma totalmente personalizada, no como uno más.
Debe saber que le estamos atendiendo como si fuera nuestro mejor cliente, nuestro cliente estrella, debe sentir que nos preocupamos por él, que puede confiar en nosotros, que trabajamos para ofrecerle lo mejor que podemos ofrecer. Y, lo más importante, que lo hacemos con gusto. No nos supone ningún esfuerzo.

Un cliente satisfecho es el mejor comercial para una empresa

Pero no nos engañemos, no le estamos haciendo ningún favor, no se trata de eso. Queremos tratarle bien porque nos satisface hacerlo y porque queremos que sea nuestro cliente y que lo siga siendo durante mucho tiempo.
Queremos, además, que sea nuestro mejor agente comercial, nuestro prescriptor, que diga a los demás el buen servicio que ofrecemos y las ventajas que tiene ser cliente de nuestra empresa.
Cuando los demás vean cómo tratamos a nuestro cliente estrella querrán saber cómo pueden ser ellos también clientes estrella de nuestra empresa.

Para tener un buen cliente debemos atender a la persona, de forma directa, transparente, honesta. Hay que hablarle y, sobre todo, al cliente hay que escucharle. Los buenos clientes se quejan, critican, opinan, felicitan también. Los malos no dicen nada, desaparecen sin más.

Los servicios que ofrecemos se sienten, se experimentan. ¿Y si ofrecemos a nuestros clientes experiencias únicas?
Hagamos sentir a quien nos visita a nuestro negocio o solicita nuestros servicios como si fuera el último comprador en la Tierra. ¿Cómo tratarías al último cliente que queda en el mundo…?

Los buenos clientes se quejan, critican, opinan, también felicitan, los malos no dicen nada, desaparecen sin más

Debemos cuidar y mimar a nuestros clientes. Ofreciéndoles valor. Ahora más que nunca, debemos desechar todos los añadidos artificiales y que no aportan valor a nuestros productos o servicios. Si no, nuestro cliente lo detectará y se sentirá engañado, perderá nuestra confianza y nos abandonará.
Estoy convencido de que uno de los dos mayores tesoros de cualquier empresa son los clientes. (El otro es el capital humano, del que hablaremos en otra ocasión). Debemos preocuparnos por hacer clientes y cuidar a los que ya tenemos.

No es mi intención decirte cómo tratar a tus clientes, ni enseñarte cómo son. Nadie conoce a tus clientes mejor que tú. Simplemente he querido compartir contigo unas reflexiones sobre cómo entiendo yo la relación con los clientes en una empresa. Espero que opines cómo lo ves.
Si quieres, compártelo con tus seguidores ;-)

Saludos,
Sergio