Emprender sin inversión: 6 razones por las que puede ser mejor
16/10/2014 2 comentarios
Hace unas semanas, en Financiarse es posible: el crowdfunding, tipos y plataformas, hablaba sobre el crowdfunding, un sistema de cooperación colectiva que permite a cualquier persona financiar su proyecto, que se ha convertido en una alternativa real y eficaz a la falta de financiación. Otra alternativa, no al alcance de muchos, es la búsqueda de inversores (business angel), personas o entidades que inviertan en nuestro proyecto, buscando, esos sí, un retorno en forma de rentabilidad, participaciones en beneficios, etc.
En esta ocasión, quiero mostrar la otra cara, la no inversión. Emprender sin inversión inicial. Centrándonos en las startup, veremos cómo puede ser incluso mejor centrarse en hacer clientes que en buscar inversores.
Leemos muy a menudo noticias sobre startups que consiguen o, como se suele decir, «levantan» (expresión que considero totalmente inadecuada, por cierto) cantidades importantes en rondas de inversión. Parece que el objetivo principal sea lograr esa inversión y esto puede acarrear importantes inconvenientes. El principal, el desvío del objetivo real que debería tener una startup: encontrar un modelo de negocio que sea rentable y que se pueda escalar. Por tanto, el foco estaría en crear un producto que aporte valor, que solucione el «problema» de los clientes y consiga que éstos lo aprecien. El valor lo deben percibir los clientes. Hay que centrarse en hacer clientes.
Cuando perdemos el foco y nos obsesionamos por conseguir cuanta mayor inversión mejor, podemos caer en una trampa peligrosa. Porque de nada nos servirá disponer de fondos ilimitados si el producto que tenemos no enamora a los clientes.
Como dice Javier Megías, «El objetivo de una startup no es convencer a los inversores de lo estupenda que es su empresa sino persuadir a los clientes de lo genial que es su producto«.
Es una afirmación rotunda y que debería tener muy clara todo emprendedor. También es rompedora con la tendencia actual, hacia la búsqueda, casi insaciable, de inversores. Si bien es cierto que con mayores recursos económicos el crecimiento puede ser mayor y más rápido. Pero esto sólo tendría sentido en algunos casos, como explica Megías, «en mercados donde ya existe un líder aunque no muy claro, y donde con una gran inversión es factible posicionarse«.
Usaremos este magnífico post del blog de Javier Megías para extraer y comentar las razones por las que puede ser mejor comenzar el proyecto emprendedor sin inversión.
Para empezar, propone recuperar una de las fuentes habituales de entrada de dinero en cualquier negocio, como son los clientes. Adoptando la filosofía del bootstrapping, se trataría de usar la facturación para financiar el desarrollo de la empresa.
Aprendizaje
Tener que sacar al mercado tu producto cuanto antes (MVP) para poder empezar a facturar nos enseñará a identificar muy pronto cuáles son las características, componentes, funcionalidades, etc. de nuestro producto que realmente aportan valor al cliente y cuáles no. De esta forma, ahorraremos costes innecesarios, como «adornar» el producto para captar la atención del inversor.
Contención y eficiencia
Cuando nos ofrecen inversión para nuestra startup suele ocurrir, de forma inexplicable, que automáticamente necesitamos más. Es, como dice Megías, «como la droga, cuanto más se consigue más se necesita«. Este efecto perverso puede mitigarse con la contención y la búsqueda de la eficiencia en la gestión de los recursos de que disponemos. Si nos acostumbramos a esta disciplina, cuando dispongamos de recursos lo valoraremos aún más.
Foco
La eficiencia de la que hablábamos antes se suele resentir cuando la cantidad de recursos no son un problema. Además del despilfarro que se puede dar, el abanico de posibles actuaciones se amplía. Corremos el riesgo de iniciar demasiadas acciones a la vez desde el inicio, lo que nos hará perder eficiencia, no las podremos hacer todas bien y perderemos el foco, tan importante en las fases iniciales de una startup.
Marketing
Aunque es positivo y necesario dar a conocer tu producto desde el principio, por lo argumentado en puntos anteriores, cuando «sobra» el dinero, corremos el riesgo de hacer grandes campañas dirigidas a un amplio espectro de la población, cuando sería más aconsejable un lanzamiento más reducido y muy focalizado, buscando a aquellos usuarios que se apasionen por nuestro producto (los llamados early adopters) . Además, una gran campaña de marketing, quizás no nos permita conocer la percepción real de valor por parte de los clientes.
Cuando una empresa crece muy rápido, se arriesga a perder antes ese carácter, esa esencia, que la hace diferente a todas las demás.
Cultura y tamaño
Cuando una empresa crece a un ritmo elevado, se arriesga a perder antes ese carácter, esa esencia, que la hace diferente a todas las demás. Pasar de una startup, comandada por un emprendedor entusiasta (o varios), que imprime su carácter personal a cada paso que da la incipiente empresa, a una organización con mayor volumen, en la que el fundador ya «no es necesario» para su día a día, es algo para reflexionar.
En James Dean y las Startup, veíamos esta situación y, concretamente, el caso de las que persiguen a toda costa el «exit», startups cuyo objetivo es ser adquiridas por una organización mayor. En ese caso, esto último se convierte en su negocio.
Y nos preguntábamos ¿a qué modelo de negocio deben prestar toda la atención? ¿Dividirán los esfuerzos entre ambos? ¿Cuál sería la verdadera propuesta de valor? ¿Qué solución estarán ofreciendo y para qué problema?
Y algo de vital importancia, ¿para qué cliente?…
Supervivencia y validación
Sin inversión inicial, tendremos que facturar cuanto antes para sobrevivir. Y para ello, tendremos que poner en el mercado nuestro producto en cuanto sea posible. Este pronto enfrentamiento del producto ante los clientes permitirá conocer antes si el cliente percibe el valor que ofreces y estará dispuesto a pagar por ello. Y esto es clave para la validación de un modelo de negocio, que es algo que se debe hacer cuanto antes.
La casuística es amplia y los casos abundantes y variados, pero la esencia de estas razones es perfectamente válida para la gran mayoría. Además, «un inversor valorará mucho más que tengas 50 clientes pagando que el hecho de que tengas mucha repercusión en prensa o 1.000 usuarios gratuitos«.
Se trata de crecer a un ritmo más pausado, más lento pero sólido, aportando estabilidad al proyecto. O adoptar un crecimiento más rápido, pero arriesgándose a caer en alguna de las trampas anteriores.
Espero, como siempre, tus comentarios, opiniones, críticas, dudas… Hagamos de éste un blog participativo, en el que los protagonistas somos todos.
Saludos,
Sergio
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