
No hace mucho era fácil ver cómo se confundía “modelo de negocio” con “plan de negocio”. O cómo los emprendedores, que dedicaban meses a diseñar su plan de negocio, acababan enamorándose de él, de tal forma que una vez terminado, se convertía en la Biblia intocable que definía hacia dónde debía dirigirse la empresa y cómo debía hacerlo. Una guía inexorable, casi inmune al paso del tiempo, que no sufría cambios ni actualizaciones.
Los más osados, se atrevían a aplicar mejoras o leves modificaciones en su planteamiento inicial según transcurría el tiempo, para corregir desviaciones. Se trataba de acomodarse a una nueva realidad cambiante con variaciones en el planteamiento inicial, pero sin atacar a su estructura.
Estábamos ante la idolatría de un modelo primigenio que, sin embargo, ya estaba obsoleto desde el minuto cero.
Aún hoy y a pesar de la creciente información sobre modelos de negocio, en libros, blogs, conferencias, etc., hay muchos que no lo tienen del todo claro. Leer más de esta entrada
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